martes, 19 de abril de 2016

Esta soy yo.

No soy de piedra, y lloro con gran facilidad. Tampoco entro en la talla 38, ni voy siempre depilada, ni mucho menos mi cara está exenta de granos, puntos negros u ojeras. Hay días en los que no me apetece lavarme el pelo, y elijo llevar una coleta, aunque con ella me vea horrible.
También tengo mis momentos de mal humor y malas contestaciones para quien no se lo merece. Y por supuesto hay días en los que no me apetece contestar un mensaje o quedar con alguien que quiere verme. Tengo ataques de bipolaridad, me enfado con chorradas, pero aguanto grandes putadas.
No me gusta que me hagan bromas, es muy fácil picarme y parece que eso lo intuyen y les encanta comprobarlo a todos los que me rodean. A veces tengo la inocente ignorancia de una niña pequeña, y otras la hábil perspicacia que adquirimos con la edad, aunque soy más de lo primero.
Soy muy pava haciendo ejercicio físico, no tengo flexibilidad, si corro me caigo y si ando con tacones, también. Me tropiezo con gran asiduidad, hablo mucho, bastante más de lo que los oídos ajenos puedan soportar, además tengo una voz irritante y suelo ser muy escandalosa cuando me río.
Tengo miedo a perder personas queridas, pánico a los bichos, una terrible inseguridad acerca de mi futuro profesional y un enorme sentido de culpabilidad cuando digo cosas que no pienso en un calentón. Soy cabezona literal y metafóricamente hablando, no me gusta perder y no suelo ganar.
Detesto una parte fundamental de mi cuerpo, del cuerpo femenino. Ellas habitan en mí desde los trece años, aproximadamente, pero gracias a muchas personas, lo harán sólo dos meses más. Por último, de herencia paterna padezco migrañas y de herencia materna soy un terremoto y me agobio con facilidad.
Pero ante todo soy yo. Única, aunque con gran parecido al resto de mujeres de mi edad. Fuerte, aunque con muchos puntos débiles. Luchadora, aunque no siempre vencedora. Sencilla, con puntos de chulería. Simpática, con días de gilipollas. Alegre, con momentos de amargura. Divertida, pero a veces sosa como una patata sin sal. Pero, repito, ante todo soy algo que nunca cambia pase lo que pase: soy yo misma. Sincera y real como la vida que pasa por nuestros ojos y que vivimos con el alma.



Canción del post: Esta soy yo-El sueño de Morfeo

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